Mi nombre completo es Alethia Emelia
Karin de Phantasos y descubrirlo fue el primer gran susto de mi vida,
¡pero ay de mí si pensaba que sería el último! Por cierto, al que se le
ocurra llamarme así, le crujo. Luego ya negociaremos el precio del dentista.
Mi segundo trauma vino cuando descubrí
que veía cosas que no estaban ahí. Pequeños flashes que no deberían de suceder,
unas alas ocultas bajo una chaqueta que nadie percibe, animales antropomorfos
que cogen el metro para ir a trabajar o extrañas mascotas camufladas bajo la
apariencia de un tierno terrier.
El tercero fue cuando descubrí que mi
padre era... ¿un hado? Y no uno cualquiera, no, ¡qué va! Es noble. Eso no está
del todo mal salvo que heredé parte de su linaje, como el pelo morado. Sí,
morado, chillón. Y el tinte no lo tapa. Sí, lo he intentado. Créeme, más de una
y de dos. Con lo bonito que era mi pelo negro... Sí, porque me cambió de color
cuando me vino mi primer periodo. ¿Qué os decía? Trauma doble.
Y, sin embargo, yo no diría que esos
fueron los peores, no, ¡ni de lejos!
El peor de todos sucede de forma
constante, tanta que hasta he aprendido a soportarlo, y es cuando, sin querer,
sin saber ni entender, me catapulto de forma imprevista al Reino Onírico, del
cual no sé salir.
Ah, se me olvidaba, podéis llamarme Thía
y ésta es mi historia. Una que no querría haber vivido ni en sueños.
El título original de
esta novela iba a ser "An UNfairy tale", como el blog, pero tenía mis
dudas de si era adecuado. De esta forma, le cambié el nombre a "Ni en
sueños".
La historia sucede
tanto en el mundo real como en el Reino Onírico, el reino de los sueños de
donde proceden las hadas. Las llamo hadas porque considero que son los seres
que alimentan los sueños y las aspiraciones, pero es una percepción
completamente nueva, y que he creado yo.
Iré añadiendo
información sobre esto en la página de "El Reino Onírico", donde iré
explicando todo el trasfondo que, por ahora, solo ha salido en el Prólogo.
Espero que os guste mi
pequeño experimento.
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